Escritura Creativa Lee Vietnam De Wislawa Szymborska Mujer
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Escritura Creativa 4 Lee Vietnam de Wislawa Szymborska11 Mujer, ¿cómo te llamas? —No sé. ¿Cuándo naciste, de dónde eres? —No sé. ¿Por qué cavaste esta madriguera? —No sé. ¿Desde cuándo te escondes? —No sé. ¿Por qué me mordiste el dedo cordial? —No sé. ¿Sabes que no te vamos a hacer nada? —No sé. ¿A favor de quién estás? —No sé. Estamos en guerra, tienes que elegir. —No sé. ¿Existe todavía tu aldea? —No sé. ¿Estos son tus hijos? —Sí. Escribe un cuento sobre un soldado herido en la Guerra del Golfo. Lee El zapato/ Monólogo de Ana Margarita Nadal Quirás. Mujer joven vestida con traje de ejecutiva y tacones. Está sentada sobre una cama con las piernas cruzadas, apoyada levemente hacia atrás, en postura relajada. La escena debe estar iluminada de modo que de ella sólo se vea su figura, sin descubrir el rostro al público. Su tono de voz refleja seguridad y cierta ironía. De repente, me encontré en una disyuntiva. No sabía cuál calzarme primero, si el derecho, el izquierdo. Me había puesto las medias. También el traje. Blanco de lino hasta la rodilla. Hasta me había maquillado y peinado. Pero no sé qué pasó. Había perdido la capacidad de elección. ¿Qué dificultad había en un acto tan mecánico como ponerse los zapatos? En principio ninguna. Menos para mí. Intenté ponerme el derecho pero cuando estuve a punto de meter el pie lo eché hacia atrás en un acto reflejo “¿Por qué siempre el derecho primero?” Me desafié en silencio mientras mami y papi esperaban ansiosos a que terminara de vestirme. “¡Nena! ¿Necesitas ayuda?” me gritó mami desde abajo. “¡No! ¡Ya casi estoy!” Se supone que, como ha sido desde los tiempos de la bisabuela, sea mami quien me ayude a vestir, pero yo no quise. Total, lo complicado suele ser el velo y sólo llevará a una corona de flores. Entonces intenté con el izquierdo. Mi pie se resistía, no quería entrar, como si hubiese crecido tres centímetros más. Paré un minuto. Respiré profundo y me sequé las axilas con papel de toilet. Me senté en la cama y cerré los ojos. Quería recordar por qué ese día era el más feliz de mi vida. “Nena, la limosina ya llegó”, me dijo papi por la puerta. “Ok, ya casi estoy”. Ya casi estaba, era la verdad. Era la hora de la verdad. Él me estará esperando allí al fondo vestido como un novio. (Visualiza la escena haciendo un gesto con el brazo como señalando el lugar preciso.) Y yo caminaría hacia él, llorando de alegría, supongo. (Hace una pausa.) Tenía que elegir. El derecho, entonces, como siempre había sido. (Levanta la pierna derecha y se mira el zapato.) Me sequé las lágrimas, me puse brillo en los labios y salí del cuarto. “¡Nena, ya pensaba que te habás arrepentido!”, me dijo mami riéndose nerviosa mientras me arreglaba apurada una flor que se caía de la corona. Saliendo de la iglesia como una esposa ya y bajo una incómoda lluvia de arroz, el tacón derecho se me encajó entre dos losas y me caí de boca. (Rade tímidamente y calla). Hace una pausa para terminar. Las rodillas se me pelaron, y el traje se manchó de tierra y sangre. (Mientras dice esto último, una luz la ilumina y se descubre su cara golpeada. Se levanta y sale del escenario altiva).
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El monólogo de la uña: una representación de resistencia y autonomía
En el escenario de la vida cotidiana, las pequeñas y mayores luchas internas reflejan luchas de poder, resistencia y autonomía. La uña, frecuentemente vista como un simple adorno o una parte pasiva del cuerpo, puede convertirse en símbolo de independencia cuando se detiene a odiar su existencia casada con el dedo. Este monólogo, que narra la relación conflictiva entre la uña y el dedo, revela una historia profunda de rechazo y deseo de autonomía. A través de una perspectiva humorística y dramática, se puede explorar cómo algo tan minúsculo puede representar una resistencia a la subordinación impuesta por la estructura del cuerpo.
La narrativa comienza con la confesión de la uña: su odio hacia la condición de estar “casada” con el dedo. La metáfora implica una relación de unión forzada, donde la uña no elige su destino y, sin embargo, alberga un deseo de liberarse de esa dependencia. La historia puede profundizar en las implicaciones de esta disharmonia, explorando el deseo de independencia que surge en medio de una rutina mecánica y predecible. La uña, en ese sentido, simboliza la lucha por la autodeterminación y el rechazo a aceptar pasivamente su rol predeterminado.
Este monólogo no solo refleja la tensión interna entre lo que se espera de ella y lo que realmente desea, sino que también revela una metáfora más amplia válida en diversos contextos. La resistencia de la uña puede interpretarse como un acto de rebeldía frente a las normas sociales, culturales o incluso físicas que limitan la libertad individual. En este sentido, la historia conecta con temas universales de lucha por la autonomía, resaltando que incluso en las pequeñas cosas, hay un espíritu de resistencia y libertad.
Implicaciones simbólicas y reflexiones finales
El monólogo de la uña invita a reflexionar sobre la percepción de los roles asignados a diferentes partes del cuerpo y de la identidad personal. La resistencia de la uña, que odia estar casada con el dedo, puede ser vista como una metáfora de las luchas internas que enfrentan muchas personas en sus vidas diarias al intentar mantener su independencia frente a la conformidad social o familiar. La historia sugiere que, aunque las circunstancias puedan parecer restrictivas, siempre existe una chispa de autonomía en la resistencia, un deseo profundo de ser auténticos.
Este relato también plantea preguntas importantes acerca del valor de las pequeñas rebeliones en la vida cotidiana. La uña, una parte insignificante en apariencia, simboliza la fuerza que puede radicar en la disconformidad y en la determinación de reclamar un espacio propio. Por último, el monólogo subraya que, en el conflicto entre la tradición y la innovación, la resistencia puede ser un acto de valentía que fomenta cambios y nuevas formas de relación con uno mismo y con los demás.
Referencias
- Barthes, Roland. (1977). La cámara lúcida. Ediciones Siglo XXI.
- Freud, Sigmund. (1929). El malestar en la cultura. Ediciones Amorrortu.
- Foucault, Michel. (1975). Vigilar y castigar. Ediciones Siglo XXI.
- Deleuze, Gilles. & Guattari, Félix. (1980). El Anti-Edipo. Editorial Anagrama.
- Klein, Melanie. (1932). La Melanie Klein en la historia de la psicología. Ediciones Paidós.
- Lacan, Jacques. (1977). El reverso del psicoanálisis. Ediciones Errepar.
- Kristeva, Julia. (1980). Poderes de la perversión. Ediciones Siglo XXI.
- Nietzsche, Friedrich. (1887). Así habló Zaratustra. Ediciones Alianza.
- Bourdieu, Pierre. (1984). El sentido práctico. Ediciones Taurus.
- Bauman, Zygmunt. (2000). Liquid Modernity. Polity Press.